E. me comentaba el otro día, que desde que su hermana se fue
de su casa estaba a cada hora mas triste. Nunca lo había visto así, siempre
sonríe a todo el mundo, y es el chico que al verlo u oírlo te parece capaz de
sacar sonrisas en cualquiera. Pero estábamos viendo la tele mientras esperábamos
con ansias que escampe para poder dejar el sofá de mi casa de una vez, y en una
repentina sobriedad de sentimientos me lo contó.
La extraño...
Era difícil para mí entenderlo cuando nunca tuve la
desdichada gracia de extrañar a alguien, pero me quedé en silencio. Al menos
para no demostrar mi falta de cordialidad para esos asuntos que me parecen
lejanos. Miramos tele un rato más, alterados un poco, por el hecho innegociable
de que no parase de llover.
Me contó que suele creerse de forma, según dijo, totalmente
errónea que los sentimientos por una persona pueden terminar con el tiempo.
¿Cuán cruel puede ser el tiempo cuando el recuerdo eterno está suspendido en la
nada? Si ella regresara, comenzarían a discutir otra vez, como buenos hermanos,
y diría nuevamente y enojado que la prefiere bien lejos. Pero más pasaban los
días, y me daba la impresión de que más la idealizaba, más le adjudicaba a ella
la alegría perdida en su hogar.
Comenzó una película de Marilyn Monroe en el canal de las
clásicas, y viendo que la lluvia no cesaría, tomé una frazada y con unas
galletitas dulces en bandeja, ambos nos quedamos tapados en el sofá. Sentados,
distanciados, firmes, sin siquiera rozar nuestras manos como llegué a
ilusionarme de que podría pasar.
-
Lo mejor que pudo pasarle a ésa fue morirse.- me dijo
señalando a Monroe cuando ella apenas apareció en una escena. Hermosa, con un
vestido blanco en perfecta conjugación con aretes blancos, y el cabello
artificialmente blanco también, sonriendo con luz propia.
Mordió una galletita y tras masticarla con el tiempo y la calma de que yo no exigiría
ninguna explicación, procedió a dármela.
-
Si hubiera llegado a vieja se hubiera muerto sin bombos
ni platillos. Pero murió joven, hermosa, y en la cumbre de sus problemas. Como
para que jamás la olviden, y para que tejiesen mitos en torno a su esplendoroso
cadáver.
-
Es un poco cruel, considerando que había sido bastante
infeliz en vida.
-
Cada vez estoy más seguro de que las vidas felices son
las menos interesantes.
-
Eso supongo. De otra manera no tendrían tanto éxito las películas sobre la Segunda Guerra Mundial.
Logré sacarle una sonrisa. El Pianista es su film favorito,
lo sé aunque nunca me lo haya dicho, lo vi echando una lágrima cuando la vimos.